lunes, 19 de mayo de 2014

Historia del Cristianismo

Inicios del cristianismo: 
El cristianismo comenzó entre un pequeño número de judíos, en el libro de los Hechos de los Apóstoles se mencionan cerca de 120. Hechos 1:15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número),   En el siglo III, el cristianismo creció hasta convertirse en la congregación dominante en el norte del mundo mediterráneo. También se extendió de forma importante al este y al sur del Mediterráneo. 
Jesús y sus primeros discípulos fueron judíos. El cristianismo continuó utilizando las escrituras sagradas hebreas, convirtiéndose el Tanaj en lo que hoy se conoce como el Antiguo Testamento. Aceptando muchas doctrinas fundamentales del judaísmo, como el monoteísmo, el libre albedrío y el Mesías, término hebreo usualmente traducido como mesías en español, y su equivalente a Cristo (Cristos "el ungido" en griego).
Los hechos que acontecieron en los primeros años del cristianismo se relatan en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Actualmente se cuestiona la veracidad de algunos de estos relatos debido a la gran proliferación de libros falsos sobre los Hechos (o Actos) de los apóstoles que abundaban durante el cristianismo primitivo, pero la mayor parte ha mantenido la esencia del mensaje, confirmado por evidencia arqueológica reciente.

La Iglesia cristiana primitiva: El concepto "judeocristianos primitivos" es utilizado a menudo al discutir sobre el cristianismo primitivo. Jesús, sus doce apóstoles, los ancianos y la mayor parte de sus seguidores eran judíos. Así como los 3000 convertidos en Pentecostés luego de la crucifixión descrita en los Hechos de los Apóstoles 2, donde todos los judíos, prosélitos y todos los convertidos al cristianismo eran no gentiles antes de la conversión del oficial romano Cornelio por Simón Pedro en Hechos 10, quien es considerado según la tradición como el primer gentil en ser convertido al cristianismo. La más grande división en el cristianismo antes de ese tiempo se presentó entre los judíos helenísticos y no helenísticos o los de habla griega y los de habla aramea (Hechos 6). Sin embargo, después de la conversión de Cornelio y su aceptación como cristiano, ahora existía otro grupo, los cristianos gentiles. 

Como un movimiento escatológico, anticiparon que los gentiles se transformarían al Dios de Israel como lo profetizaba Isaías en los versículos 56:6-8. "Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a  todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados".

El Nuevo Testamento no utiliza el término "gentil-cristiano" o "judío-cristiano", en cambio Pablo escribe en contra de aquellos quienes estaban circuncidados, quienes se separaban de los no circuncisos: "En esta nueva naturaleza, no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro, escita, esclavo ni libre, sino que Cristo está en todo y en todos"(Colosenses 3:11).

El mundo helenista: La Tierra de Israel fue sumamente disputada por los antiguos imperios, debido en gran parte a su ubicación geográfica. Israel, estaba en medio de dos grandes rutas comerciales: Egipto y Metoposcopia, Arabia y Asia menor. Alejandro Magno derrotó a los persas y luego se adueñó de Palestina, cuando fue recibido en triunfo en Jerusalén y por muchos considerado el mesías tan esperado. Tras la muerte de Alejandro en el año 323 a. C. Ptolomeo I,  se posesiona de Egipto, Seleuco I, se adueña de Asiria y nuevamente Palestina queda en discordia. Recordando la ideología de Alejandro, que era de unir a toda la humanidad bajo una misma civilización de tonalidad marcadamente griega (fusión denominada Helenismo). Esta fusión combinaba elementos griegos con otros tomados de las civilizaciones conquistadas, aún variando de región en región. Esto le dio una unidad a la cuenca del Mediterráneo, que serviría a la expansión del imperio romano y al cristianismo o predicación del evangelio. Para los judíos el helenismo era una amenaza para su religión, pues la filosofía helenística era politeísta. 

La presión del helenismo era constante y la fidelidad de los judíos a su Dios y a sus tradiciones también. Esta presión desató una rebelión por una parte de los judíos macabeos, quienes se rebelaron contra el helenismo de los seléucidas, quienes pretendían imponer sus ideales. Luego en la historia se presenta el romano Pompeyo en el año 63 a. C.. quien toma Palestina deponiendo al último de los macabeos Aristóbulo II. La política romana era tolerante a la religión y las costumbres de los pueblos conquistados.
Herodes I, que no era de etnia hebrea sino idumeo, aunque judío por religión, hizo todo lo posible por introducir el helenismo, a tal grado que, para agradar a los romanos, intentó colocar un águila en la entrada del Templo de Jerusalén, lo cual provocó una rebelión nuevamente, que se sofocó con dos mil crucifixiones. Durante este tiempo existían grupos religiosos; los fariseos que eran un partido del pueblo y no gozaban de las ventajas materiales que otorgaban el régimen romano y el helenismo, también velaban por cumplir la ley en los momentos difíciles, creían en la resurrección y en la existencia de los ángeles. 

Los saduceos eran el partido de la aristocracia, cuyos intereses le llevaban a colaborar con el régimen. Eran aristócratas y conservadores, no creían en la resurrección ni en los ángeles. Los zelotes eran el partido que se oponían tenaz mente al régimen romano, y siguió existiendo aún después de las atrocidades. Jesús y los apóstoles estaban más cerca de los fariseos en la doctrina (Jesús no los criticó por ser malos judíos, sino porque en su afán de cumplir la ley se olvidaban de los seres humanos). Todos los partidos y todas las sectas tenían algo en común; compartían el monoteísmo ético y la esperanza escatológica.

El monoteísmo ético: Creencia en un solo Dios. Dios requiere algo más que un servicio apropiado, requiere la justicia entre los seres humanos (aunque la justicia la interpretaban cada grupo de manera distinta), honrar a Dios con toda la vida misma.

La esperanza escatológica: Guardaban la esperanza mesiánica, creían firmemente que el día llegaría cuando Dios interviniera en la historia de Israel y el cumplir un reino de paz y Justicia. Estas fueron las bases para el cristianismo, ya que ayudaron a su expansión por todo el Imperio romano.
El cristianismo también continuó con muchos de los patrones encontrados en el judaísmo de la época de Jesús, como la adaptación de la forma litúrgica de la adoración en la sinagoga a la iglesia o templo; la oración; la utilización de las sagradas escrituras; un calendario religioso; el uso de la música en himnos y oración; además de disciplinas como el ayuno. 

Los cristianos adoptaron inicialmente las traducciones griegas de las escrituras judías, conocidas como la Septuaginta, como su propia Biblia, y más tarde se canonizaron muchos de los libros del Nuevo Testamento.

Final de la etapa apostólica: Hacia el año 62, el sumo sacerdote del judaísmo, Ananías, hizo arrestar a Santiago, que encabezaba la Iglesia de Jerusalén y le ajustició. Uno de sus hermanos, Simón, fue llamado a sucederlo, pero la situación política de Israel se agravaba y los conflictos internos del judaísmo eran cada día mayores. 

Se cree que Pablo fue decapitado y Pedro fue muerto crucificado boca abajo en Roma durante la persecución por parte de Nerón. Al final del siglo I, de los apóstoles originales vivía tan solo Juan, que se había trasladado a Éfeso, cuya iglesia se considera madre de muchas de Asia Menor y Grecia, donde se manifestaban brotes gnósticos.

Con el emperador Vesparsiano, el cristianismo siguió extendiéndose, hasta que en el año 90 con el imperio bajo el emperador Nerva (de quien dice su biógrafo Xifilino que «no permitió que se acusase a nadie por haber observado las ceremonias de la religión judaica o haber descuidado el culto de los dioses»), pudo regresar Juan a Éfeso, y pocos años después falleció, a edad muy avanzada. Con su muerte (hacia el año 100) concluye la etapa apostólica.
La llamada Didajé o doctrina de los doce apóstoles y otros escritos de los Padres Apostólicos documentan las principales prácticas de la iglesia primitiva.                                                                                         
                                                                                                                               continua........


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